|| Desventajas de vivir en Canadá
Toneladas de nieve, precios caros, conflictos entre idiomas, horarios poco flexibles y una sanidad pública saturada
Canadá es un país líder en muchos aspectos, con una increíble calidad de vida y muchas ventajas pero no todo es perfecto. Conocer los puntos calientes te servirá de advertencia para que no te pillen por sorpresa y verás algunos matices porque no todo es blanco o negro. Tal vez los inconvenientes de Canadá sean problemas del primer mundo ya que hay seguridad, cordialidad y sostenibilidad económica pero pensar que es la perfección hecha país no llevaría más que al desengaño. Puedes leer sobre las ventajas en este artículo.
| Inviernos para valientes
Uno se acostumbra en otros países a que el frío no sea algo peor que unos pocos grados bajo cero, a veces húmedo, a veces seco, con rachas heladas, niebla o escarcha pero en Canadá todo se intensifica: Cuando crees que hace frío en noviembre, llega diciembre para bajar más la temperatura y luego en enero y febrero sigue cayendo; la humedad y el viento desciende la sensación térmica proporcionalmente, es decir, que cuanto más frío, peor con el mismo viento.
El invierno dura cinco meses y lo normal es que la primera nevada llegue en noviembre y en diciembre se cubra ya todo hasta la primavera. La nieve es muy bonita de ver la primera vez pero a la semana cansa y al mes desespera. Porque no hablamos de unos centímetros sino de quedar enterrados en ella. Los árboles muertos y cubiertos de hielo sumados a la poca luz son un poco deprimentes pero es un precio que hay que pagar por haber disfrutado de la belleza del otoño.
Todo esto no supondría mucho problema si no fuera porque todos los días tienes que limpiar tu coche de lo que haya encima, de los atascos por el estado de la carretera, de cambiarte de vestimenta cada vez que entras y sales, de los gastos en ropa y calefacción… Aún así hay muchos canadienses fumadores que igual salen sus diez minutos de descanso a la calle haga el frío que haga.
| Algunas cosas caras
Canadá tiene unos precios relativamente bien proporcionados a los salarios pero desbalanceados entre unos productos y otros. En la alimentación podemos notar enseguida que la fruta es bastante cara, los servicios como peluquería, seguro, taller o telefonía son exagerados en el precio, tampoco es precisamente barato el transporte público en las ciudades (aunque hay bonos). Los impuestos sobre los productos comprados no son elevados (la canasta básica familiar ni tiene) y dependen mucho de cada provincia pero el que se aplica sobre la renta es del 15 al 33% federal más del 4 al 21% provincial (en Ontario más).
Los alquileres no son caros pero las hipotecas sí, tanto como que la vivienda ha incrementado su valor hasta convertirse en algo sólo asumible a pagar durante décadas. La electricidad en cambio es bastante barata, incluso algo por debajo de lo pagado en Estados Unidos y unas tres veces menos que en países como Alemania, Australia, Japón, España e Italia. Aunque la educación básica es casi gratuita, la superior es considerablemente más cara que en otros países y, si no eres ciudadano canadiense, mucho más.
Aún así no hay una gran cantidad de pobres en el país, salvo la llamada pobreza infantil que es del 20%, radicada casi en su totalidad en familias de nuevos inmigrantes (y entiéndase que la pobreza del llamado primer mundo está muy lejos de morirse de hambre). La mayoría de las personas sin hogar tienen a su disposición albergues y en su mayor parte están en esa situación por problemas con las drogas. Las familias con apuros económicos, incluso las de inmigrantes, reciben a menudo ayudas sociales del gobierno.

Billetes de dólar canadiense
| Conflictos entre idiomas
Aunque esto sólo ocurre en Quebec y un poco en Ontario, hay algunas personas francoparlantes que son anglófobas y que, aunque sepan ambos idiomas, sólo te responden en francés aunque tú les hables en inglés. No les va a ocurrir más que con un sector de los nacionalistas quebecois pero es algo que existe.
También existe una cierta discriminación a la hora de buscar empleo si no dominas ambas lenguas ya que empresas de provincias que hablan el inglés pueden necesitar a trabajadores que también sepan francés para poder comunicarse entre sus filiales provinciales. Si no quieres quedar excluido de esos puestos de trabajo, mejor que los aprendas al menos en cierto grado.
| Horarios poco flexibles
En la mayoría de las ciudades los establecimientos cierran sus puertas a las 5:00 p.m. salvo un día a la semana (normalmente los jueves) que cierran a las 9:00. Sólo algunas grandes superficies cierran más tarde, en perjuicio del pequeño comercio. Los restaurantes también suelen dejar de servir comidas y cenas bastante pronto, salvo las cadenas de comida rápida, así que deberás tener esto en cuenta en tu pausa para comer.
El problema está en que la mayoría de la gente que trabaja a turno partido o por la tarde sale en torno a esa hora, por lo que muchos no llegan a tiempo para hacer sus compras y luego se saturan los centros comerciales en el fin de semana.
Si estás acostumbrado a disfrutar de un buen número de vacaciones y festivos en tu país, olvídate de ello cuando llegues a Canadá ya que la productividad es muy importante y los días festivos se cuentan con los dedos de una mano. Tienes derecho a dos semanas de vacaciones pagadas en cada año de contrato, tres a partir del sexto año.
| Hospitales saturados
Aunque en conjunto Canadá tiene uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, sobre el terreno puede no sentirse así. Por un lado, si trabajas, la empresa suele pagar un seguro médico que te cubre algunas cosas, normalmente derivadas de lesiones o enfermedades laborales, por otro, es más que recomendable tener otro seguro privado para lo que no tengas cubierto, en especial si tienes problemas específicos que tenga que tratar un especialista como un dentista. La sanidad pública no es mala por sí pero está muy saturada debido a la falta de personal y centros, por lo que acudir a urgencias o a una consulta médica supone incontables horas de espera.
En Canadá hay un gran número de alérgicos, especialmente al maní o cacahuete. Tanto es así que está prohibido llevar a las escuelas cualquier alimento que lleve en su composición algo de maní y, si un profesor lo encuentra, se lo quitará al niño para tirarlo a la basura. También hay un gran desperdicio de alimentos en buen estado que los supermercados tiran cuando está próxima la fecha de caducidad o simplemente ya no tiene un aspecto tan apetitoso para los consumidores. En los restaurantes también es normal que la gente que se deja comida no se la lleve a casa, con lo que también termina en la basura.
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